mayo 07, 2007

Darse cuenta - (De las aventuras de Toscolítio)

















Darse Cuenta

Una mañana fui corriendo a contarle un sueño a Toscolítio, ¡Toscolítio, Toscolítio, Toscolítio! ¿Dónde te metiste, Bulemún? Y ahí vi su medio piecito. Estaba tirado debajo de la cómoda con una media de la abuela en la cabeza. Quise hablarle mermelada de zapallo porque sé lo sensible que es cuando se pierde o le sucede alguna travesura, en especial cuando las medias. Tenía su cara dura de miedo maternal. Le limpié las lagañas y lo abracé fuerte y despacio. ¡Toscolítio mío, como te quiero! ¡Seremos amigos para siempre! Pero mi huesudo amigo esta callado, con un silencio de ángel que me dio miedo. Miré bien su media panza y noté que estaba herido. Enseguida revolví el botiquín de mamá y le puse mertiolate, me pidió que le soplara. Nos quedamos en silencio un rato largo. Me agarró el dedo gordo con fuerza, nunca lo había visto así a mi amigo Toscolítio. Unos días después supe el porqué de su dolor. Sufría porque había escuchado en la tele que los muñecos no tienen vida y esa fue la primera vez que se dio cuenta quién era yo.
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Arte: Sandra Arteaga Armenteros Arteaga
"Unica y córnea"
Marcelo Meza – 21-4- 07 - Derechos reservados

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